NO SABRÁS COMO EMPEZAR

La hora del ayer

Espera al mañana

  Tu hoy aguarda 

Escondido de puntillas

Entre las cortinas 

De la ventana.

Mide tus palabras

Calcula tus pasos.

Una hora más 

Para el anochecer

Una hora menos 

Para el alba.

Dos horas menos

Y tu dolor acabará

Dos minutos más

Y ya no sabrás

Por donde empezar.

Soy Blanca Fernández

En Twitter: @MrsDarcyFitz

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En mi correo electrónico: truckpy@gmail.com

En la Radio, Martes de 13:30 a 14:00 , La Notaria Viajera, www.radiomania.es/viajes/  

En la Radio, Domingos de 19:00  a 20:00 , El Prat Radio, La Buhardilla,  Les Golfes 

ME OLVIDÉ DE MI

De tanto añorarte

De tanto suspirar por ti

De tanto contener el aliento

Esperándote

Esperando tu llamada

Esperando escuchar tu voz

De tanto imaginarte

De tanto pensar en ti

De tanto esperar

Haciendo planes

Recordando promesas

Esperando cartas

Adorando el fantasma 

Del pasado no tan lejano

Olvidé vivir

Olvidé sentir

Olvidé desear

Me olvidé de mí

Soy Blanca Fernández

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En la Radio, Martes de 13:30 a 14:00 , La Notaria Viajera, www.radiomania.es/viajes/  

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Erg Chebbi

Dejar todo atrás

la estancia, la calle, el barrio, la ciudad,

las costumbres, las querencias, las obligaciones y hasta el miedo.

Todo lejos y después Erg Chebbi

tu cuerpo aterido

mis brazos

un segundo antes del  atardecer

dos horas antes de la muerte
y esta vez no volver para contarlo.

Yo el Autor, Canto de Lobo, agradezco vuestra lectura.

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Y en Twitter: @alhamabdil 

Verdicio

Hace tanto ya,

de los días del yodo

en los cuerpos sembrados de firmes primaveras.

Los tiempos  aún no estaban del todo proyectados

bastaba decir un nombre para dibujar la hora siguiente

o silbar en los oídos, camelando, un adverbio de modo: 

mejor, peor, igual, bien, como, cual…

Eran los veranos pequeños retazos de sueño

un poco más allá del privilegio,

en las playas al norte

donde la arena es sal en vuelo

y en la mar, eterna pitonisa de aguas frías,

juegan las algas a devorar los muslos

tumbados con razón, a su orilla misma.

Eran pasos conscientes

sobre alfombras de helechos y eucaliptos

bordeando

sendas retorcidas,

al limite justo, de los acantilados más altos que mis ojos han visto.

Eran días del yodo

sobre la piel desnuda,

desordenado el pelo,

la mirada a la vista

dispuesta a dibujar el misterio, la belleza y sus brumas. 

Es fácil llegar al paraíso

antes de que los sueños 

se transformen en magia derruida,

en ese vago miedo

a no recordar, ya nunca más,

los días del yodo

a que se pierdan por siempre

entre estos decorados de trigos y cartón piedra

tan lejanos

tan poco míos.

Yo el Autor, Canto de Lobo, agradezco vuestra lectura.

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