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jueves, 30 de octubre de 2014

La tentación...


Pertenecían a mundos diferentes. No tenían nada que ver el uno con el otro. Sus vidas iban por caminos separados. Pero a veces al destino le gusta coser hilos de diferentes bobinas.

Mezclaron colores y creyeron poder remendar rotos irreparables. Les empezó a gustar jugar al juego de la provocación. Y resultó que, al final, la tentación les vino grande. Era demasiado para ellos y, a la vez, no era suficiente.

Así que dejaron el juego en tablas: ninguno ganó pero sentían que los dos habían perdido. La tentación, en cambio, se llevó la batalla. Habitando siempre en su mirada, aguantando el peso de sus caricias, dejando huella en cada beso vacío... 

Ilustración: Angélica Chamorro




Por: Lady Writer
Twitter: @IreneNomada

viernes, 10 de octubre de 2014

Sol frío

Esmalte cuarteado, medias rotas y rímel corriendo por su cara. Esperaba la primavera en aquella estación sin retorno, pero el invierno había invadido su corazón. Levantó la cabeza para respirar mirando a un lado y a otro. Sin ver nada, sin sentir... Obligándose a olvidar, tragándose sus lágrimas negras que le prenetraban hasta el alma, pensando que aquella noche todo llegó demasiado lejos.

Tantos trenes a su alrededor y ningún destino le importaba. Se quedó allí congelada, con su vestido de margaritas y sus botas desatadas.



Alguien le limpió la cara. Una mano fría recorrió su mejilla y un escalofrió recorrió su cuerpo...
"Un sol frío" pensó "Pero sol, al fin y al cabo"

Sus miradas esquivas se cruzaron...
"Un comienzo inesperado. Una estrella en la oscuridad."

Y en ese instante cerró los ojos, enmarcó ese momento y lo colgó en su memoria. 
Por lo inesperado, por los nuevos comienzos, por ella...
Porque hay veces que se viven principios con final y otras finales que son principios...





Por: Lady Writer
Twitter: @IreneNomada

miércoles, 25 de junio de 2014

Bailar sobre el tejado



El canto de las chicharras sonaba fuerte entre los árboles y ponía la banda sonora de aquella tarde en agosto. 


Ella salió al tejado con su cuaderno y su lápiz. La sombra del gran árbol la protegía del sol. Que se colaba entre las hojas acariciando su piel.

Era su rincón favorito de la ciudad.

Le encantaba observar desde allí, ver las chimeneas, ahora dormidas. Y jugar a adivinar qué haría el resto de personas en sus casas.

Su habitación, tan brillante y cálida.
Infinitos amaneceres y atardeceres se abrían tras el enorme ventanal…
Podía ver miles y miles, cada día. Todos eran diferentes. Unos los fotografiaba en su mente, otros sobre papel. 

Le gustaba pensar quién había vivido allí muchos años atrás… Y si también saldrían al tejado a contar estrellas y oler el sol. A dibujar, escribir, imaginar sin límites…
A leer libros de segunda mano y escuchar viejos discos usados.

Aquellas pequeñas cosas tan grandes, aquellos detalles sin importancia tan importantes, aquellos momentos únicos, tan especiales… Hacían que su vida fuese tan particular y le daban a la vez tanto sentido.

Le gustaba dejarse llevar. No pensar. Qué más daba el qué dirán… 
Lo importante era saber reir, poder llorar y bailar… Bailar sobre el tejado sin parar.

Disfrutar cada instante que la vida te da. 




Por: Lady Writer

domingo, 22 de junio de 2014

Había prisa


prisa para Art Suite

Había prisa. Y cuando hay prisa cualquier momento y lugar son propicios para amarse. Llevaban dos semanas sin un momento. Dos semanas de miradas cruzadas, de deseo en sus labios, de ardiente suspirar. Encontraron un instante y se refugiaron veloces en el servicio de aquel pub.
Había prisa. No se quitaron la ropa, solo la justa para amarse. Él la cogió en alto, ella cabalgó sobre sus caderas sin parar. Él se volvía loco estando dentro de ella, llenando su hermosa profundidad, ella no quería que abandonase su cuerpo nunca. El sudor les recorría, los jadeos les empapaban, el éxtasis les alcanzó raudo y gozoso. Les hizo temblar de placer.
Había prisa. Se besaron, se dijeron cuánto se amaban, se colocaron las vestimentas y regresaron cada uno a su lugar. Había prisa por volver a la normalidad, por no levantar sospechas, porque su mundo de razas enfrentadas y prohibido amor continuase siendo lo que era: un absoluto secreto.


Autora: María Tierno


Gracias a María por la genorosidad de su relato y su amistad.

Fotografía: wikipedia
Publicado por: Cosas que siento
Contacto: Rita 
cosasquesiento@gmail.com