Mostrando entradas con la etiqueta Prosa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Prosa. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de julio de 2016

El Sueño

El Sueño. 
Otro día mas, lo imposible se puede hacer real: En el mundo de los sueños.
Compulsivamente deseo que se acabe el día para que, en el momento de que las retinas de mis ojos abandonen lo real y traspasen la frontera de los mundos imaginados, virtuales y fabulosos de nuestra mente emocional, mi cerebro y mi cuerpo encuentren el estatus de la NADA
Cada día quiero que ese tiempo sea mas largo, siempre adornado con la difusa luz gaseada de la luna difuminada por la bruma de mi traicionera mar.
Otro dia mas, tras el paseo sobre la platea del océano, después de haber conversado con las gaviotas y las olas, y tras intentar robar a la luna esa inalcanzable estrella sobre el mar, me abandono en los sueños. Ellos me devolverán la vida que pierdo a diario con la cotidianeidad de los momentos vividos.
El sueño, el no pensar, el no razonar, es mi estado ideal. 



viernes, 19 de diciembre de 2014

Pensando en ti

-La mañana se presenta calurosa con las sábanas pegadas a la desnudez, el verano comienza hacer notar su temperamento, el cielo gris anuncia la pronta llegada de una tormenta, palomas torcazas sobre el balcón continuo retornan a sus nidos trayendo dentro de sí,  alimento a sus pichones los cuales con sus picos abiertos y alas revoltosas esperan.

-Al dirigirme al baño observo el paisaje por el vaivén de la cortina, deteniéndome en mis pensamientos, cierro profundamente mis ojos y ahí estás, seduciendo los espacios de mi mente, infinidad de emociones recorren mi cuerpo, impulsos abruptos convulsionan con las paredes de mi vestidura piel, trayéndote a mi lado, humedeciendo mis labios con el sabor de tu boca, tu barba deslizándose por el camino que lleva a mi cuello, logro sentirte intensamente cuando tus palabras incitan mis retinas, obligándolas a pestañear velozmente como la respiración, que duele, cuando en el aire te huelo…

-El baño no es el mío, es un baño nuevo sin historia, con ausencias, faltantes en sentimientos y presencia femenina, solo los veo a ellos, a él, que es el ayer, como una figura que lo abarca todo en esa su casa,  auto,  cocina,  baño… Su familia que una vez fuese también mía.

-Desayunamos en silencio, yo te pienso, allí en tierras lejanas con tu corazón que es el mío, porque me es imposible ocultarte, te ves, en mi piel saliéndote por los poros, en las dulces palabras, en cada pulsación, en la mirada, en esa mirada que te ve grabado en mis pupilas.

-Salimos a la calle todo es diferente cada día, las personas con sus vidas llanas sonríen con precaución sin desalinear las comisuras de sus expresiones, con su vista clavada en las agujas del reloj, con temor…

-Las personas revoltosas merodean las veredas inclinados en el ayer, en esa vida que una vez fue coloreando los cordones…

-Los jóvenes con su espontaneidad sonríen abiertamente ilusionados, despreocupados tratando de contagiar y convencer al mundo que nada es lo que parece ser,  hay que disfrutar… Seguirán así, hasta que un adulto los enfrente a la vida desilusionándolos, sacándolos de su inocencia, con promesas rotas…

-Transitamos las calles que se van perdiendo en cada segundo, los semáforos nos detienen apareciendo de la nada bufones, arlequines, magos, músicos y payasos  algunos con sus trapecios otros acercando una gorra vacía de dinero, rebosante en ilusiones.

-Así la mañana continúa mientras el ayer habla sin cesar, me evado en ti, acariciándote las manos, maravillada con los paisajes que me invitas a ver…

-No sé, en qué momento preciso me enamoré de ti, de ese ser maravilloso que anida en tu interior, que fue cerrando heridas suavemente, sin siquiera percibir del modo en que lo hacías, solo te sentí, me dejé llevar por ti mi guía,  penetraste las grietas como el mejor de los arquitectos, edificaste un paraíso solo para nos…

-Reconozco tu aliento  que me impide bajar los brazos impulsándome a seguir saliendo con firmeza de los silencios, que ya no me atrapan apoderándose como fantasmas en la oscura noche.

-haber regresado al ayer sirvió, para valorar lo que la vida nos regala, el amor…


-Si tuviese que elegir entre vivir sin ti, o morir, te elijo todas mis vidas…



viernes, 10 de octubre de 2014

Sol frío

Esmalte cuarteado, medias rotas y rímel corriendo por su cara. Esperaba la primavera en aquella estación sin retorno, pero el invierno había invadido su corazón. Levantó la cabeza para respirar mirando a un lado y a otro. Sin ver nada, sin sentir... Obligándose a olvidar, tragándose sus lágrimas negras que le prenetraban hasta el alma, pensando que aquella noche todo llegó demasiado lejos.

Tantos trenes a su alrededor y ningún destino le importaba. Se quedó allí congelada, con su vestido de margaritas y sus botas desatadas.



Alguien le limpió la cara. Una mano fría recorrió su mejilla y un escalofrió recorrió su cuerpo...
"Un sol frío" pensó "Pero sol, al fin y al cabo"

Sus miradas esquivas se cruzaron...
"Un comienzo inesperado. Una estrella en la oscuridad."

Y en ese instante cerró los ojos, enmarcó ese momento y lo colgó en su memoria. 
Por lo inesperado, por los nuevos comienzos, por ella...
Porque hay veces que se viven principios con final y otras finales que son principios...





Por: Lady Writer
Twitter: @IreneNomada

lunes, 22 de septiembre de 2014

La imagen del abuelo


                                                          Basado en una historia real. O, al menos, eso me han contado...


Nadie se encontraba en la casa. Nadie menos ella y su vecina de en frente Azucena, que había accedido a cuidarla mientras preparaba el temario para las oposiciones. Este encargo no era nuevo para la joven, que ya se había ocupado de la pequeña en anteriores ocasiones; sin embargo aquel día era distinto al resto, por lo que sabía que en lugar de estudiar tenía que jugar con su pequeña vecinita, para que no se disgustara y comenzase a pensar en el abuelo.

El  abuelo ya no estaba. Se había ido. Y esta vez para siempre. Y aunque la niña no dijese ni "mu", todo el mundo sabía que ya nada sería lo mismo. Para siempre se habían terminado sus idas y venidas al Hospital, aquel gran edificio donde muchas personas iban vestidas de blanco y, otras de verde, y llevaban calzos hipoalergénicos también blancos; no, ahora el abuelo ya no estaba con ellos.  <<Se ha ido al cielo.>> Le comentó su padre. <<Durante un par de días te cuidará Azucena. ¿Aceptas?>> Le preguntaba su madre con lágrimas en los ojos. Y es que, desde luego, el abuelo era un hombre muy querido por todos.

La familia al completo se encontraba desolada, pues el abuelo nunca había tenido una mala palabra para nadie, sino que siempre había tendido una mano a todos aquellos que precisaban de él. Sin embargo la pequeña, que todavía no entendía demasiado bien el fino umbral entre la vida y la muerte, se encontraba triste y, no porque su querido abuelito se hubiera ido al cielo y ahora fuera a ser una estrella, que brillaría por siempre jamás en lo alto del firmamento; sino porque no había podido decirle adiós. Y aunque él pudiese escucharla todavía, la pequeña quería haber compartido algunos momentos más junto a él y haber podido abrazarlo una vez más. En  resumidas cuentas: a la niña le hubiese gustado que se hubiera celebrado una despedida del abuelo. Pero ya no podía ser. En este tipo de casos no hay vuelta atrás.

-¿Por qué no puedo irme con vosotros? ¡Todo el mundo estará allí! Pero sus padres se negaron a que los acompañara, ya que la familia y el matrimonio no acudían a una verbena, sino a un tanatorio, lugar no recomendable para que visiten niños de tan corta edad; por lo que la pequeña se quedó en casa refunfuñando y con el disgusto en el cuerpo.

-¿Pero por qué no puedo ir? ¿No vais a despediros del abuelo? ¡Eso me han dicho los tíos! ¡Él estará allí! Y la pequeña lloraba a lágrima viva. Sin embargo a sus padres no les importó, porque sabían que junto a la joven Azucena a la pequeña no le faltaría nada.

Las horas de ese día y del siguiente pasaron entre juegos con su vecina y largos paseos por el parque, con el fin de que la pequeña estuviese entretenida. Pero durante la segunda tarde la niña quiso ver los dibujos animados en la televisión. Ya era la hora de las aventuras de su perro favorito.

Azucena ya se había ido a su casa hacía un rato y todos los adultos se encontraban desperdigados por la cocina y el comedor. En el salón solamente estaba la pequeña, sentada en el sofá y jugueteando con el mando de la televisión durante la franja publicitaria.

-¡Mamá, Papá, corred! ¡Tíos! ¡Corred, venid todos! ¡El abuelo está aquí!

Todo el mundo, incluido el hermano mayor de la pequeña, acudió a su extraña y nerviosa llamada. ¿A qué se refería con que el abuelo estaba allí?

-Cariño-se acercó su padre-el abuelito está en el cielo y el otro ya se ha ido a su casa. Aquí no hay nadie. Has sido tú y tu imaginación. ¡Anda, ea! La abrazó con sumo cariño, pues intuía que su hija, al igual que la familia al completo, no estaba viviendo un momento agradable.

-¡Pero estaba ahí!

-¿Ahí dónde? -Le preguntó su hermano intrigado acudiendo a apagar el aparato televisor. -¡A ver si te lo estás inventando!

-¡Bah, no le hagáis caso! La pobrecita está disgustada porque no ha podido despedirse del abuelo. Al menos no como a ella le gustaría... -Comentaban otros. -Seguro que en un par de días o tres se le pasa.

-Mamá, tú me crees ¿verdad?-Su madre no pudo responderle porque había roto en llanto de nuevo. Primero la muerte de su padre y ahora su pequeña hija de seis años le estaba contando con total seriedad que había visto al abuelo. -La imagen del abuelo apareció en la tele de repente. ¡Yo lo he visto! ¡Estaba ahí! Y estiraba sus extremidades superiores hasta el límite, buscando hacerse entender mejor.

Su hermano suspiró mientras enarcaba una ceja, apoyado en una silla, el resto de familiares se dedicaban miradas de cansancio y sus padres intercambiaron una con la que preferían fingir que no estaban escuchando nada de lo que la niña les estaba contando.

-¿Dices qué has visto al abuelo en la tele? -La pequeña asintió firmemente convencida.-¿Seguro? De nuevo el asentimiento por respuesta.

-¡Que sí, Papá, que sí! ¡El abuelo estaba ahí, en la tele! Yo estaba viendo los dibujos, salieron los anuncios y de repente de la tele nacieron unas rayas grises y todo se puso negro, negro... Y apareció allí la cara del abuelo.

 Sus padres la abrazaron intentando hallar consuelo ante todo lo sucedido y esperando poder consolarla a ella. También escogieron pensar que toda la historia era fruto de su disgusto; prefirieron pensar que el peso y la tristeza por no haber podido despedirse del abuelo había hecho que lo hubiera visto reflejado en el televisor. Quién sabe si habrá sido realidad o quién sabe si solamente habrá sido, efectivamente, fruto de su entristecida pero vivaz imaginación.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Marquesito



<<Buenos días, Marquesito>> <<Hasta luego, Marquesito>> 

Don Luis era conocido en todo el pueblo como "el Marquesito". Pero no porque sus convecinos quisieran burlarse de él,no; sino por su condición de heredero del marquesado de La Puesta.  Él era el último descendiente, en aquel momento, de una noble familia, cuyo origen se remontaba a la Alta Edad Media. Decía su árbol genealógico que, el primer marqués de La Puesta había sido íntimo amigo de don Rodrigo y don Pelayo.

No había perdido abolengo el apellido con el paso de los años, sino todo lo contrario: durante la Reconquista y, guerras sucesivas, los de La Puesta habían luchado con valor, siempre acompañando al vencedor. Esta antigua gallardía había hecho que "la familia del marqués", como solían denominarla popularmente, se ganara con los siglos el cariño de los suyos.

Y don Luis no era una excepción, por lo que, al igual que sus antepasados, todo el mundo se volvía para saludarlo cuando pasaba por las calles del pueblo. Fuera mañana o tarde, ya que rara vez se encontraba fuera de cama durante la noche, a excepción de alguna ocasional velada veraniega. A las muestras de afecto respondía  con un <<buenos días tenga usted. ¿Cómo se encuentra hoy?>> o preguntando con amabilidad <<¿Por su casa todos bien?>>.

-Este don Luis-comentaban muchos hombres mientras echaban  una partida al tute en el bar-es igualito a los de su estirpe: decoroso y siempre tan educado. Se nota que era buena la cuna en que lo mecieron.

-Don Luis es idéntico a su padre. Fíjate tú-le indicaba una vecina a otra, a la par que tejía en un banco o, llevaba agua hasta su casa-que me parece ver a don José Luis paseando por aquí. Pero, pobrecito, ¡hace tanto ya...!

-¡Que todos tenemos a su hijo en mente cuando nos hablan del marqués! Apuntaba la otra atándose el pañuelo a la cabeza, para apoyar el balde de la ropa, recién lavada y aún mojada.

"El Marquesito" sonreía y solía detenerse a hablar con todo el mundo, siempre que le era posible; porque en otros momentos algún miembro del servicio lo mandaba llamar y, en consecuencia, había de volver a su tradicional puesto. Don Luis odiaba las ocasiones en que se veía obligado a girar su bicicleta y volver a la casa donde había nacido y donde, todavía, vivía. ¿Por qué no podría pararse a charlar en el pueblo durante más rato? ¡Si allí todo el mundo parecía tan feliz! Las mujeres conversaban entre ellas, los niños corrían y saltaban hasta que se cansaban o se ponía el Sol y, algunos hombres jugaban a la petanca en la plaza del pueblo, sin embargo él tenía que volver por donde había venido. 

-Este caserón es demasiado grande...Debe de vivirse mejor en el pueblo...

-¡Sí, seguro que sí!- Le contestaba alguien sólo por rebatir. -¿No cree usted que si todos los marqueses de La Puesta han vivido durante generaciones en este lugar ha sido por algo? ¿De veras desea usted estar en el centro del pueblo?

Don Luis asentía firmemente convencido y se preguntaba, siempre para sus adentros, por qué nadie había hecho nada para remediar semejante problema. ¿Para qué quería él vivir siempre en "el caserón", como lo denominaba él mismo desde que tenía consciencia? Pero no estaba en su mano la solución, al menos por el momento, aunque sabía que algún día le daría la vuelta a la tortilla, como se diría en el ámbito de la cocina.

-Pues yo no le veo nada malo al pueblo...

Pero su opinión aún no contaba para nada, más que para escoger el color de su ropa, cuando se dignaban a escucharlo ya que, en la mayor parte de los casos, el título nobiliario no le servía para nada y, tenía que conformarse con llevar puestas las prendas que otras personas habían escogido por él. Tampoco podía decidir a qué hora acostarse, pues siempre había quien le obligaba a hacerlo cuando él no quería. Y Mamá siempre le decía que en "el caserón" se encontraban muy bien y, también, que habría sido del agrado de su padre, que una nueva generación se criara en la misma morada que él. 

-¿Por qué no podemos irnos al pueblo, Madre? Allí hay muchos niños y, yo aquí me aburro demasiado...

-Te comprendo, Luis, pero has de pensar que la mayor ilusión de tu padre sería, si nos estuviera contemplando desde el cielo, verte corretear por las mismas tierras donde él lo hizo de niño. Y, como bien sabes, este es el hogar de los marqueses de La Puesta. Ahora tú eres el marqués y, aunque aún no puedas hacerte cargo de todo aquello que tu título conlleva, debes continuar con la tradición familiar. 

El pequeño don Luis, tan querido y admirado por todos desde el día de su nacimiento, era hijo póstumo, puesto que su padre, el anterior marqués de La Puesta, había muerto en un fortuito accidente de caza tres meses antes de que su esposa diera a luz al primogénito y, debido a la desgraciada, único hijo del matrimonio. Desde el momento en que había llegado al mundo, ostentaba el título de marqués de La Puesta, pero no podía hacer otra cosa que escuchar incorporado en la cama, bajo las sábanas, a su madre que le hablaba melodiosamente. A pesar de que a don Luis no le gustara vivir en "el caserón", todavía le quedarían muchos años por habitar bajo aquellos techos. 

-Es un niño adorable-afirmaba la farmacéutica-es una pena que se encuentre tan solo. Debe de aburrirse mucho rondando por los pasillos de esa mansión...-comentaba con conocimiento de causa, ya que, una tarde de abril, el propio don Luis le había explicado como se sentía lejos de las calles y plazuelas del pueblo. Por más que la gente creyera y, otros su marquesado quisieran, a don Luis, aunque acostumbrado, no le convencía del todo su vida; por lo que habría entregado hasta el último pedazo de las tierras que había heredado.-No tiene padre ni hermanos y, eso no es bueno para un pequeño, no señor.

-Pero si la marquesa viuda ha escogido criarlo en soledad...No es quien el pueblo para meterse en donde nadie le llama...Además, cualquier otro hombre no sería su verdadero padre ¿no cree usted? Aceptaban otros la voluntad de la viuda de don José Luis, el antiguo marqués.

Don Luis conocía una puerta en los muros de la casa, que nadie recordaba, por lo que, de vez en cuando y sin que nadie se enterara, se escapaba para bajar al pueblo y jugar con los chiquillos y chiquillas de su edad, quienes siempre esperaban ansiosos el momento en que "el Marquesito", vestido o no de gala, hacía su aparición. Para ellos no existía título alguno, manantiales ni tierras, sino que Luis, como ellos lo llamaban con simpleza, era un niño más, ávido de esas horas de infancia que algún día habría de volar.

-¿Es cierto qué no te gusta vivir en tu palacio? Le preguntó en una ocasión Clara, una de sus amigas del pueblo, cuyas coletas hacían las delicias de todas y cada una de las madres del lugar. 

-No es un palacio y no, no me gusta del todo. Preferiría vivir aquí, cerca de todos vosotros. Señaló el pequeño don Luis, harto de la vida que todo el mundo creía que tenía. ¿Para qué quería él semejante casa? Al menos por el momento...

-Bueno, un palacio no será, pero sí un palacete que para el caso es lo mismo. ¿Pero por qué no eres feliz allí? Tu madre es una buena persona...

-Sí, pero es que yo solo me aburro.

-Pues mi madre dice que es un privilegio...Y que algún día te darás cuenta de cuánto te gustaría volver a ser niño y, querrás revivir todo lo que hayas sentido en "el caserón".


Ahora, que ya ha pasado tiempo y es adulto  recuerda, en su despacho de un gran piso de la ciudad, las palabras que un buen día pronunció Clara y, aquellas tardes en que paseaba por el pueblo, jugaba, todo el mundo lo llamaba "el Marquesito" y lo saludaba diciendo: <<buenas tardes, Marquesito>>. Ahora todo ha cambiado. Ya nada es lo que era y, don Luis se ha dado cuenta de que, en el fondo, no era del todo malo vivir en "el caserón". Aunque siendo niño hubiera querido vivir en el pueblo, ahora reconoce que los años en la atalaya familiar, conllevaron mucho más que, simplemente, vivir en "el caserón".


domingo, 31 de agosto de 2014

Sentidos dentro de mí

Un encuentro de emociones se lleva a cabo dentro de mi pecho, como callarlas si en todas partes figura tu nombre, tu nombre con cada sílaba, cada vocal resbalando por mis labios, saltando hacia una convención en donde nadie ha faltado, cada apacible sensación asiste instalándose sin encontrar obstáculos, cada puerta abierta sin picaportes, cerrojos ni candados. A los ventanales les he quitado las bisagras y también los vidrios y cortinas, para llenar todo mi espacio contigo para derramarme e inundarme de ti, de lo que en mi produces desde, donde, cuando y donde te amo. Esculpí tus superficies en mis zonas geográficas en busca de las latitudes de tu piel, y me elevo soñando contigo transportándome a tu abrigo, al resguardo de tus fantasías, cegándome en tus instintos primarios. He desbordado de amaneceres junto al gorjeo de los pájaros, al perfume de las flores silvestres a las sirenas del viento que me concilian con tu canto, con tu yo, en un concierto de alfileres cayendo, tintineando sobre las mansas aguas. Tarareo tu nombre despacio, tan largo y sonoro que mi voz da lugar al nacimiento del silencio empatizando con mis lados todos, que solo piensan y se colman de tu presencia tan presente en mi memoria a toda hora.
Soy Amelia Orellano Bracaccini:
Encuéntrame en mi blog: ameliaorellanob.blogspot.com.ar/
En mi facebook, facebook.com/meli.queen.167

O en twitter , @AmeliaOrellanoB
Y en mi correo : AmeliaOrellanoB@gmail.com

viernes, 29 de agosto de 2014

La nota

Y si un día me encuentras en silencio, sabrás que mis palabras se habrán agotado, que el mutismo tomó su lugar dejando paso al agotamiento sin reproches ni peleas, solo así veras su anuncio, en un cartel de invisibilidad que retumbara con ecos pedregosos desde el fondo de mi alma, quien coloreara sus grises de un invierno desolado. Al costado de la cama verás una valija donde la sonrisa quedará claustrada y la nada reirá con la sortija de la desilusión. Reinando en el baúl de los recuerdos quedarán los sonidos sin emitir en la espera por apilarse en frases, comentarios sonrisas y canciones. Sé que desde ese frío instante desearás con fervor cerrar fuertemente tus ojos de mirada ausente, y contar con el poder del ayer cuando no escuchabas cuando no veías que la marea abría una grieta entre nosotros, querrás volver y abrir tus sentidas retinas de pestañas largas, espesas de primaveras añejas y dar cuerdas inversas a ese reloj bullicioso y detener el silencio de tus actos, vaciar la vasija de la incomprensión y al fin poner atención a cada mañana, donde juntos despertábamos y apretaba la ausencia de sonrisas junto a la carencia de voces, y palabras de afecto que llenan el alma de sueños y desvelos. Te sorprenderías al saber cuántas veces te soñé a mi lado, teniéndote tan cerca con tu presencia cautiva de vacíos echando raíces sobre los nidos de tu egoísmo, desearás la llegada del ocaso y correr hacia esos brazos ya no tuyos, solo míos. Pero eso sabes amor, eso solo será si un día me encuentras en silencio, y ya no ves en mis pupilas tu reflejo, y mi cuerpo no despierta con tu aroma ocultando los reproches y los reclamos, si ese día me ves bajar los brazos, por conservarte, por conservarme y por conservarnos juntos, unidos en una fusión de ilusiones y esperanzas , en cambio verás el del veneno del adiós con un tono amargo como musgo seco quemándose a millones de kilómetros, en ese momento sabrás que todo intento de
será en vano. Solo si un día… Amelia Orellano Bracaccini

Soy Amelia Orellano Bracaccini:
Encuéntrame en mi blog: ameliaorellanob.blogspot.com.ar/
En mi facebook, facebook.com/meli.queen.167

O en twitter , @AmeliaOrellanoB
Y en mi correo : AmeliaOrellanoB@gmail.com

sábado, 23 de agosto de 2014

¿He aprendido?

Le diré algo…
Ya he aprendido a pedir justicia a exigir justicia,
cuando he soportado suficientes abusos,
ya he aprendido a pedir libertad, a exigir libertad
cuando la tiranía arremete contra mi y me hace débil,
ya he aprendido a llorar, a llorar de verdad,
llorar con los ojos, el alma, el corazón y tal vez con el ansia,
he exigido llorar, ¿cuando es preciso llorar?.
ya he aprendido a sonreír y sonreír de verdad,
en mis momentos más vívidos, en las angustias más lúgubres
y en las noches más oscuras.
ya he aprendido a escuchar entre tanto ruido,
entre tanta confusión y entre tanto silencio.
ya he aprendido a gritar, gritar desde lo más profundo del alma,
rechazando el miedo, rechazando el mal, le he gritado pero acaso:
¿me habrá escuchado?,
ya he aprendido a soñar a soñar en lo más profundo de mis noches
y en lo más solemne de mi insomnio.
ya he aprendido a caer, a caer desde lo más alto de una cumbre con gran desilusión,
y amargura y también desde lo más bajo de un andén que apenas recuerdo.
pero... para mi gran pesar, para mi gran vergüenza,
y debo decir que solo me lo confieso por ser éste un tiempo inhóspito
y aunque pueda parecerle simple,
aún no he aprendido a expresarle mi amor...

lunes, 11 de agosto de 2014

Ven



Bajo el paraguas de la vida podemos sonreír
con la lluvia de nuestros recuerdos y ser feliz
en el intento de borrar las nubes de pasados grises,
hacer pompones con las nuevas amigas algodonadas,
blancas como la sonrisa de un ángel y flotar sin alas
por la liviandad de la esperanza.

Ven y no te detengas con la excusa vana de la cordillera
porque ella siempre tiene nieve pero nuestros corazones
son más Sol que el mismo astro rey y podemos
derretir el miedo a atrevernos. 

Recuerda que somos la Luna de algún loco atrevido y soñador,
en los pasillos de la inocencia nos enamoramos sin mirarnos,
solamente por el sentido común de nuestras almas y
ese brillo primario enceguecedor era el augurio,
un aura mágica y reveladora, luego vinieron las palabras,
algunas comunes y otras inmortales, esas palabras nos ataron desde la piel,
las venas y cada órgano de vida, que latía por nosotros.

Ven, desde que te vi y el verde fuera revelador de nuestros anhelos,
de nuestras lágrimas y de nuestros recuerdos, esos que llamamos "Pedacitos de vida",
si , desde ese instante nos hicimos trascendentales, únicos e irrepetibles,
porque este amor es de esos soñados, tanto así que cuando te vi,
sabía que te había visto antes y sentido siempre.

Ven, porque cuando llegues habré esperado suficiente
para ser todo lo que la vida te dijo que debía ser y no traigas mucha ropa,
hemos de tejer todos los sentidos en cada instante de las miradas perdidas
en los ojos del alma y si me ves en la calle atravesando tu cuerpo
desde los hombros hasta tus senos, no es casualidad,
es una necesidad de sernos, de encontrarnos,
entre el silencio de un susurro y los calambres de nuestros besos,
hechos de boca a boca.

Ven, y aunque te puedes demorar una eternidad
ya sabes que te esperaré, no hay umbral más grande
que el de nuestros sueños y no hay deseo más fuerte que el de nuestro amor.
En Twitter 

En mi blog

domingo, 10 de agosto de 2014

De extrañarte

La marea me trae tu canto junto a la sal de tus pasos que profesas  lentos como el tiempo, cuando te recuerdo,  único, primero, tu rostro, tu rostro, gravado en las retinas seducidas
a tu antojo  por las arenas de tu piel, tu piel virtuosa que me induce al lamento hambruno de poseerte al abrigo de mis febriles brazos, el invierno prepara sus maletas robándole sueños a la noche, postergando nuestros deseos de encuentros   bajo el marco tenue  de la luna nuestros goces, nuestras caricias, madrugadas y mañanas húmedas ,nuestros todos los momentos, tuyos, míos complaciéndonos.
La tarde muere despacio y los últimos rayos dibujan tu nombre saboreando el calor de mis labios, nombrándote muy despacio, pausadamente agitada como la negrura que asciende sus lazos galopando los espacios vacíos de tus manos, tus manos consumidas por llamas, cenizas esparcidas en el ocaso de tu diáfana mirada.
Te siento como a la brisa cuando roza mis cabellos enredándolos, uniéndolos, meciéndolos en zigzagueantes velos envolviendo mi cuerpo con tu aliento dulce horizonte ambrosía de mi alma cautiva de quererte y anhelarte en sentimientos.
Apoyada en el brazo de la noche te pienso, argumento que impulsa mi vida, avivando el fuego de extrañarte de ahogar mis locuras en  suspiros.

Soy Amelia Orellano Bracaccini:
Encuéntrame en mi blog: ameliaorellanob.blogspot.com.ar/
En mi facebook, facebook.com/meli.queen.167

O en twitter , @AmeliaOrellanoB
Y en mi correo : AmeliaOrellanoB@gmail.com

lunes, 4 de agosto de 2014

Tu mirada


Una brisa fría se deposita en mi rostro y me trae abruptamente al presente, al presente sin tu recuerdo, ese recuerdo que bien recuerdo, esos ojos de un diáfano cielo, esa mirada, tu mirada la que siempre me miraba sin decir nada, la que solo me observaba atentamente, cada gesto y movimiento que  realizara, acomodándome disimuladamente el cabello, humedeciendo mis labios para decirte muy  dentro mío - hola, un hola deseoso de salir, de ser escuchado por tus oídos, esos que tienes muy cerca del rostro que solo los conocen los sonidos, esos que aguardaban por mis palabras calladas, las que por timidez agonizaban cada vez que frente mío estabas, esas  llenas de preguntas sin respuestas, esas que se complotaban
Y a otros hablaban y sonreían, esas que ambos esperamos junto al tiempo, el tiempo que no esperaba que solo pasaba corriendo una carrera interminable sin vallas ni marcas de salidas, ni banderas ni fiestas de ceremonias, ni metas, esas de las que nadie desea ser partícipe, esas de las que todos huimos  descubriendo al final que solo es parte del destino, nuestro camino, un camino revestido muchas veces de alfombras multicolores otras solo llenos de baches, baches que forman agujeros intransitables en nuestras almas, almas que sienten tu ausencia, esa que me miraba, que no me hablaba, que  me esperaba.

Soy Amelia Orellano Bracaccini:
Encuéntrame en mi blog: ameliaorellanob.blogspot.com.ar/
En mi facebook, facebook.com/meli.queen.167
O en twitter , @AmeliaOrellanoB
Y en mi correo : AmeliaOrellanoB@gmail.com

viernes, 1 de agosto de 2014

Atracción de ti

Cautívame  destino, en esta tarde gris cuando los sentidos se encuentran apagados por la letanía de su alma, cuando mis brazos sienten el frío húmedo de la ausencia, cuando mi pecho se ruboriza con mis pensamientos, sedúceme y envuélveme en tu maraña, despliega tus alas y confronta al viento, muestra tu rostro sensual cual figura de arte moderno.
Cuando su fragancia no embriaga mi olfato, cuando sus palabras las ciento volando junto al viento en compañía de la hojarasca rebelde en permanencia y querencia.
Recuéstate al borde de la cama, descalza tus pies, demuestra tu presencia, llévame a recorrer nuevos cielos, muéstrame la enormidad de las galaxias y exploremos juntos la vía láctea.
Fascíname con tu encuentro, con tu noche, con tu voz, con tus aciertos, motiva mis inviernos, has arder tus infiernos, apaga mi sed de él, aniquilando mis miedos con tus artes dramáticos.
Hechízame blanca luna, en la negrura espesa de esperar su voz entonar nuestra canción, rozando con sus dedos la melodía del amor.
Tarde fría, fría de agonía, suspiros cerrados, brazos extendidos, manos abiertas vacías,  tentaciones de saber de ti.

Soy Amelia Orellano Bracaccini:
Encuéntrame en mi blog: ameliaorellanob.blogspot.com.ar/
En mi facebook, facebook.com/meli.queen.167
O en twitter , @AmeliaOrellanoB
Y en mi correo : AmeliaOrellanoB@gmail.com


martes, 29 de julio de 2014

EFENBAR THINGS-43- Una tarde con el vampiro

Cae una neblina densa, pesada,  casi catatónica sobre el Efenbar; algo bastante impropio para Mayo, pero ya sabemos desde hace mucho que la calle en donde el Efenbar se sitúa tiene, siente y padece,  una especie de microclima particular que, probablemente, desde el mismo bar emana.

Poco antes de adormecerse Sartas lo comenta:

-No, si cuando yo digo que esto es una sucursal del otro lado...

Cuando dice “ el otro lado” se refiere a un más allá nada divino ni celestial ni angelico...por el contrario, remite al otro más allá, que igual es más abajo, que lo mismo está bajo tierra.

-Steady... ¡tu sabes  si este local está construido sobre un cementerio?
-Está construido sobre tu padre- escupe el barman, pero Grumpf ni se inmuta
-Anchos hombros tenía, si señor. Capaces de cimentar un edifico de tres pisos...pero no quería hablar de mi padre sino de esta niebla...¿Cómo puede haber aquí dentro tanta niebla como en la calle? ¿Por donde entra?
-Viene de abajo, Grumpf...del centro de la tierra...del Averno ...estamos en la perpendicular del averno, muchacho...algunas veces si miras con atención por la taza del water puedes verle un cuerno a Satanás.
Grumpf sigue sin inmutarse ante la broma de Tubo.
-Puede ser...lo que pasa es que yo nunca miro con atención por la taza del water ,como hacen otros...-bosteza. Sartas ya está dormido sobre la barra y Tubo no le anda mucho más allá.- la jodida niebla es que además es soporífera ...¿ Y a qué huele?...¿A que demonios huele esta neblina, Steady?

Antes del que el barman le conteste, muy previsiblemente, que a los sobacos de  su santa madre, Grumpf  dormita sobre la barra como los otros dos. Va a ser la niebla o va a ser, mejor,  que es la hora de la siesta , porque hasta yo, que ni duermo, ni descanso ni últimamente  conozco mujer, me estoy quedando frito...pero frito y rebozado de mi mismo, que es el estado en el que más veces me complazco en aparecer, según mis mejores amigos.

No sé por que oníricos campos caminaran o volarán ellos, pero yo ahora, en mis sueños me deslizo lentamente hacia la cima de una montaña...si, hermanos, en los sueños no solamente  es posible volar, sino incluso deslizarse lentamente hacia arriba. La ley de la gravedad ahí no funciona, digamos,  para ser  aún más poéticos, que la Ley de la Gravedad se la sopla a Morfeo o bien que en su país las manzanas caen hacia arriba. Una cosa es cierta: no puedo dejar de divagar ni en sueños y eso, además de enfermizo hasta está empezando a ser peligroso.

Afortunadamente del ensueño me saca la misma voz que a los demás

-¡Despertad, que llega el vampiro!- dice Steady. Y corre a atenderle.

Es un cliente de unos sesenta y algunos, vestido siempre de oscuro, con un rostro céreo y una mirada que, en opinión del barman “fortalece los cubitos”. En cuanto a su boca, es apenas una rendija, en la piel pegada a los huesos  de su cara.

-¿Lo de siempre?

El otro atiende con un  leve movimiento de cabeza y Steady marcha raudo a prepararlo, rascándose instintivamente el cuello. Nosotros tres, mirando hacia  allá somos presos del mismo instinto .Nos acabamos de despertar, pero comprobar con los dedos  el estado del cuello no es la forma tradicional ni la más votada de desperezarse. Es un reflejo defensivo. 

Como ofensivo es el rojo reflejo de la luz en los cócteles, dos, que el  barman pone delante del misterioso cliente. No uno, sino dos Blodimeris, que el otro contempla primero con un placer ultramundano y luego los sorbe- si, he dicho los sorbe- los chupa
con una delectación que tampoco es de esta tierra. Por lo menos no de este barrio.

Y paga y se va. Y poco a poco nos vamos quitando las manos del cuello. Y mucho a mucho regresamos a la vida normal, nos vamos viniendo arriba; y hasta la niebla se disipa.

-¡Si es que se va y hasta la niebla se disipa!- advierte Grumpf. 

Pero los demás e incluso él comprendemos que, seguramente estamos siendo injustos con ese hombre, que, a no dudar, es un perfecto padre de familia que antes de ir a trabajar besa a sus hijos y no los succiona y acaricia el cuello de su mujer y no lo perfora...y que ,a pesar de su aspecto de vampiro es a él, como a nosotros, como a todos, a quien en realidad le chupan la sangre todos los días, las multinacionales, los estados,los políticos, las empresas, los verdaderos vampiros, los que trabajan de día.

Hasta que se materializa entre nosotros una corriente de solidaridad tal con ese señor, que los cuatro como un solo hombre ( en realidad  entre los cuatro daríamos para uno y medio) pedimos un blodimeri para cada uno. Steady ve la apuesta y se sirve otro también. Lo saboreamos y admitimos que no sólo tiene un pasar, sino que  está bastante bueno.

-Pero la niebla se disipa cuando se va- vuelve  a decir Grumpf. 

Y, aprovechando que en ese mismo instante un rayo perdido del decadente sol le da en  la cara, hace como si se estuviera muriendo.



(¿Y quien no? )


© fgm
Soy Ritman, 
Gracias por vuestra lectura.
A vuestra disposición en mi blog: Las flores del Mac 

Y en twitter : @RitmanBlu

martes, 22 de julio de 2014

Quería y Quiero

Todo lo que yo soñaba,
era impregnarme del perfume
de su sangre, aquella en la que
nadaba mi nostalgia.

Quería y quiero,
 morder su corazón de pueblo, 
su sabor arenoso como de pavimento, 
de desconocida ciudad.

Quería y quiero dibujar 
mapas desconocidos 
en el universo dulce 
que es su espalda.
Mapas que me muestran 
esos ojos oscuros 
cual par de ventanas,
ventanas que se me abren 
cada treinta de luna llena, 
de luna enamorada.

Quería y quiero,
consumir este amor
en el fuego mas lento,
que ése uno, de cada treinta,
se expanda para dar consuelo
a los veintinueve restantes.

Quería y quiero,
hacer del amor una cicatriz 
de amor en su cuerpo, en su pueblo,
en su cabello, en su más profundo sentimiento 
y en su misma paz.

Quería y quiero, servir su aroma
en mi café, en mi alimento,
que sea su sangre la que a mi corazón
le dé el sustento, quería y quiero, 
más que hacer el amor, hacernos
amor juntos al momento.

Quería y quiero,
escribirnos, describirnos 
y sobrevivir, re escribiéndonos 
entre calles, ciudades, besos, 
amores y pueblos,
así, en todas las lunas,
 en todo momento.


Soy Penélope 
    
En Twitter:   @MinaDaza24
En Facebook:   Mina Daza
Mi correo:   minnamty@gmail.com