martes, 29 de julio de 2014

EFENBAR THINGS-43- Una tarde con el vampiro

Cae una neblina densa, pesada,  casi catatónica sobre el Efenbar; algo bastante impropio para Mayo, pero ya sabemos desde hace mucho que la calle en donde el Efenbar se sitúa tiene, siente y padece,  una especie de microclima particular que, probablemente, desde el mismo bar emana.

Poco antes de adormecerse Sartas lo comenta:

-No, si cuando yo digo que esto es una sucursal del otro lado...

Cuando dice “ el otro lado” se refiere a un más allá nada divino ni celestial ni angelico...por el contrario, remite al otro más allá, que igual es más abajo, que lo mismo está bajo tierra.

-Steady... ¡tu sabes  si este local está construido sobre un cementerio?
-Está construido sobre tu padre- escupe el barman, pero Grumpf ni se inmuta
-Anchos hombros tenía, si señor. Capaces de cimentar un edifico de tres pisos...pero no quería hablar de mi padre sino de esta niebla...¿Cómo puede haber aquí dentro tanta niebla como en la calle? ¿Por donde entra?
-Viene de abajo, Grumpf...del centro de la tierra...del Averno ...estamos en la perpendicular del averno, muchacho...algunas veces si miras con atención por la taza del water puedes verle un cuerno a Satanás.
Grumpf sigue sin inmutarse ante la broma de Tubo.
-Puede ser...lo que pasa es que yo nunca miro con atención por la taza del water ,como hacen otros...-bosteza. Sartas ya está dormido sobre la barra y Tubo no le anda mucho más allá.- la jodida niebla es que además es soporífera ...¿ Y a qué huele?...¿A que demonios huele esta neblina, Steady?

Antes del que el barman le conteste, muy previsiblemente, que a los sobacos de  su santa madre, Grumpf  dormita sobre la barra como los otros dos. Va a ser la niebla o va a ser, mejor,  que es la hora de la siesta , porque hasta yo, que ni duermo, ni descanso ni últimamente  conozco mujer, me estoy quedando frito...pero frito y rebozado de mi mismo, que es el estado en el que más veces me complazco en aparecer, según mis mejores amigos.

No sé por que oníricos campos caminaran o volarán ellos, pero yo ahora, en mis sueños me deslizo lentamente hacia la cima de una montaña...si, hermanos, en los sueños no solamente  es posible volar, sino incluso deslizarse lentamente hacia arriba. La ley de la gravedad ahí no funciona, digamos,  para ser  aún más poéticos, que la Ley de la Gravedad se la sopla a Morfeo o bien que en su país las manzanas caen hacia arriba. Una cosa es cierta: no puedo dejar de divagar ni en sueños y eso, además de enfermizo hasta está empezando a ser peligroso.

Afortunadamente del ensueño me saca la misma voz que a los demás

-¡Despertad, que llega el vampiro!- dice Steady. Y corre a atenderle.

Es un cliente de unos sesenta y algunos, vestido siempre de oscuro, con un rostro céreo y una mirada que, en opinión del barman “fortalece los cubitos”. En cuanto a su boca, es apenas una rendija, en la piel pegada a los huesos  de su cara.

-¿Lo de siempre?

El otro atiende con un  leve movimiento de cabeza y Steady marcha raudo a prepararlo, rascándose instintivamente el cuello. Nosotros tres, mirando hacia  allá somos presos del mismo instinto .Nos acabamos de despertar, pero comprobar con los dedos  el estado del cuello no es la forma tradicional ni la más votada de desperezarse. Es un reflejo defensivo. 

Como ofensivo es el rojo reflejo de la luz en los cócteles, dos, que el  barman pone delante del misterioso cliente. No uno, sino dos Blodimeris, que el otro contempla primero con un placer ultramundano y luego los sorbe- si, he dicho los sorbe- los chupa
con una delectación que tampoco es de esta tierra. Por lo menos no de este barrio.

Y paga y se va. Y poco a poco nos vamos quitando las manos del cuello. Y mucho a mucho regresamos a la vida normal, nos vamos viniendo arriba; y hasta la niebla se disipa.

-¡Si es que se va y hasta la niebla se disipa!- advierte Grumpf. 

Pero los demás e incluso él comprendemos que, seguramente estamos siendo injustos con ese hombre, que, a no dudar, es un perfecto padre de familia que antes de ir a trabajar besa a sus hijos y no los succiona y acaricia el cuello de su mujer y no lo perfora...y que ,a pesar de su aspecto de vampiro es a él, como a nosotros, como a todos, a quien en realidad le chupan la sangre todos los días, las multinacionales, los estados,los políticos, las empresas, los verdaderos vampiros, los que trabajan de día.

Hasta que se materializa entre nosotros una corriente de solidaridad tal con ese señor, que los cuatro como un solo hombre ( en realidad  entre los cuatro daríamos para uno y medio) pedimos un blodimeri para cada uno. Steady ve la apuesta y se sirve otro también. Lo saboreamos y admitimos que no sólo tiene un pasar, sino que  está bastante bueno.

-Pero la niebla se disipa cuando se va- vuelve  a decir Grumpf. 

Y, aprovechando que en ese mismo instante un rayo perdido del decadente sol le da en  la cara, hace como si se estuviera muriendo.



(¿Y quien no? )


© fgm
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