Retrato de Dante en Madrid |
El
poeta supremo
Las
rocas se conservan en silencio,
la
fortaleza entraña su recuerdo...
Un
cofre inhóspito, reseco, rancio
conserva
los restos de un hombre cuerdo:
son
las artimañas de un gran poeta
y
su vida enredada al desacuerdo.
La
obra de este ángel caído, profeta,
héroe
y escultor de un idioma vulgar,
(escribía
melódicos tercetos)
alcanzó
feliz el sueño de amar
a
distancia una mujer imperfecta
sin
poder el idilio completar.
Pecadora
por tener vida recta,
Beatriz
le regaló la melodía
de
un nuevo idioma, ahora perfecto...
Ella,
su recuerdo y melancolía,
era
espejo de ilusiones en su obra,
un
deseo inútil, la lejanía
que
levanta, ilusiona y maniobra;
luz
interminable, la de un orgasmo
"que
te ciega, te separa y te roba".
Sin
ella el poeta alcanzó el abismo,
él
fue un héroe con vida de villano,
un
güelfo exiliado sin patriotismos.
De
su pluma se forjó el italiano,
fue
nombrado así "poeta supremo",
por
crear este idioma de su mano.
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