Nos
dormimos en los laureles,
descansando
junto a la almohada
de la
inocencia,
al
susurro de unos versos al oído
nos
olvidamos de ser nosotros mismos,
ausentamos a los sentidos
vacacionamos
los alertas,
y el
amor se escapa por la otra puerta,
alisamos
las ventanas
corriendo
las cortinas,
plasmamos
en nuestras retinas
esos
momentos no esperados,
apagamos
nuestras voces,
acurrucándonos
en los rincones
de
nuestras mentes,
el
adiós dice presente,
con su
mejor traje,
carga
su equipaje,
sin
importar los corajes,
gesticula
una sonrisa,
marchándose,
arrojando las llaves,
desempolvando
al felpudo
que fue
su refugio,
junto
al calor de nuestras manos.
Amelia
Orellano Bracaccini
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