Teníamos las manos
desgastadas de tocarnos,
así, sin tacto.
La boca seca
de tantos besos no dados.
Días a contra tiempo,
siendo cada uno
de mundos lejanos.
Teníamos un sueño
que se bordaba
solo desde las orillas.
Una cita a ciegas,
cada uno con el
amor de su vida.
Teníamos tanto miedo
de ser no ser amor,
que mejor nos volvimos poesía.
Nos escribimos los besos
y las caricias
hechas de tinta.
Y así,
nos mojamos los ojos,
leyéndonos,
sin atrevernos
a ser vida.
Soy Penélope
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En mi Blog: Lo Que El Tiempo Se Llevó
Una joya absolutamente actual.
ResponderEliminarPreciosa. Un poema maravilloso.
ResponderEliminarMuy agradecida!
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