PUES ERA AMOR---dyvertimento 269
Fui donde la doctora
aunque no había reservado hora
le dije: “doctora, perdón
por la intromisión
pero hay algo que me encocora
tengo una como opresión
por la parte del corazón
y algunas zonas anejas
que afecta por extensión
a un diámetro de acción
entre rodillas y cejas”
Ella me abrió el camisón
me acarició con
discreción
y no sin antes decir : “¿Me dejas?”
puso el fonendo en acción
( yo no le supe dar quejas,
-no veas con la del fonendo
como me estaba yo poniendo-)
De pronto, muy profesional
los toques suspendió y el gesto
una o dos veces la sorprendí, oyendo
algún ruido en mi interior funesto
hasta que me asombró
diciendo
“Ah, claro, usted viene por esto…”
Viendo yo su rostro grave
pregunté, porque nunca se sabe:
“¿Me salvaré , doctora?”
y ella dijo...”Querido
te salvarás, porque mi marido
va a venir en media hora;
pero, si sigues manteniendo esa gana
que bajo el ombligo se aparenta
y hasta diría se insolenta
yo te doy cita para
mañana
a las nueve y cincuenta”
“Y sesenta,- dije yo por ser breve-
mejor quedamos para y
sesenta, y... nueve”
“¿Lo que vienen siendo las diez?”
“¡Pardiez!
pues claro, para las diez.
pero hoy me diga aquí y ahora
que fue lo que en mi
pecho vio
querida doctora”
“Es grave, se lo he de decir,
que al paciente nunca miento
lo que tiene usted ahí
es una exaltación del sentimiento
que puede acabar con usted
sin el adecuado tratamiento”
“¿Tiene cura?”, pregunté?
“Mmm...tiene, digamos, mantenimiento,
se puede convivir con ello
pero ya jamás, borrar
su sello:
para siempre será usted portador
porque lo que tiene
ahí, caballero, es amor”
“¿Amor?”
-dije entre mil pataletas-
Debería usted mirar mejor:
quizá es un brote de tensión,
una muscular contracción
una subida de anfetas...
una dura indigestión
o diafragmática
pulsión
que me sube hasta las tetas…
algunas bacterias pizpiretas
una micótica infección
de hongos tratable en tabletas…
¡mire de nuevo!,!por favor!
no hay ningún margen de error
¿no pueden ser agujetas?”
“¿Agujetas? Bueno, este
dolor
igual da atletas
que a poetas
anacoretas
o jovencitas en flor;
y aún no sabe lo peor:
para esto no hay recetas
como para el tifus o el ardor...”
“¿ Y está segura? ¿Es amor?
“pues claro que sí,
señor....
¡No van a ser setas.!”
