Se acabó,
aquella noche,
aquella frase,
que lo dijo todo.
Aquella mirada,
aquella despedida,
aquella sensación
de nada,
de sueños esfumados
con el viento.
Aquella noche negra.
Terminó
con mi alma,
escondida,
en el desván de la nostalgia,
el corazón roto
y la razón perdida.
De pronto,
el futuro se extendió ante ella,
como un largo trueno, inquietante.
Un futuro sofocante
que la llenaba de miedo.
Y, se quedó con la terrible
sensación
de no haber llegado
a tocar su alma.
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