miércoles, 30 de julio de 2014

No me tientes

Imagen de nfeli777
No me tientes, anda.
Constantemente haces lo mismo.
Creo que por fin te tengo,
y siempre acabo dándome cuenta
de que eres un espejismo.
Deja de jugar conmigo,
te lo pido por favor.
Ya soy mayor para estas cosas.
Me tienes muy harta ¿entiendes?
Al fin y al cabo nunca te he pedido nada,
no sé el porqué de ese afán tuyo
de regresar cuando ya te olvido.
Si quieres puedes quedarte,
no seré yo quien te lo impida
pero no me gusta
esa forma que tienes
de burlarte de mí.
Que en otros permanezcas
no me importa.
Y cierto es que algunos
ni te conocen ni te conocerán jamás.
Al fin y al cabo eso no es asunto mío,
¡tú sabrás con quién te juntas!
Pero admite, estimada inspiración,
que esa actitud tuya de andar
apareciendo y desapareciendo
de mi cabeza empieza a ser
ya una broma muy pesada.

El adiós

Nos dormimos en los laureles,
descansando junto a la almohada
de la inocencia,
al susurro de unos versos al oído
nos olvidamos de ser nosotros mismos,
 ausentamos a los sentidos
vacacionamos los alertas,
y el amor se escapa por la otra puerta,
alisamos las ventanas
corriendo las cortinas,
plasmamos en nuestras retinas
esos momentos no esperados,
apagamos nuestras voces,
acurrucándonos en los rincones
de nuestras mentes,
el adiós dice presente,
con su mejor traje,
carga su equipaje,
sin importar los corajes,
gesticula una sonrisa,
marchándose,
 arrojando las llaves,
desempolvando al felpudo
que fue su refugio,
junto al calor de nuestras manos.


Amelia Orellano Bracaccini





martes, 29 de julio de 2014

Un poco de olvido.



Ten la plena seguridad 

de que voy a olvidarme de ti,
de que olvidaré tu aroma, tu aliento, tus manos, tus ojos, la textura de tu cabello y esos mortales labios.

Ten la plena seguridad 

de que olvidaré el olor de tu cama, de tu ropa, de tu cuarto, ése aspecto tosco de tus cuadernos,
las lineas de tus letras y las cartas que me diste.

Ten la plena seguridad 

de que me olvidaré del sabor de tus besos el calor de tu cuerpo, las mentiras de tu piel y la dulzura de tus pupilas.

Ten la plena seguridad 

de que dejaré de escribirte; como aquellos melancólicos días de lluvia, que fueron iluminados en la tarde; así como el sol disipó las nubes, mi corazón disipará las letras que mis manos con tanto fervor te escriben.

Un acontecimiento.



Apuntes galácticos que se transforman
en sustancia etérea,
como la disyunción del arrepentimiento
y la añoranza de un anhelo
como el cambio y la transformación fundamental,
como el instrumento en su afinidad y su finita elocuencia...

¿Qué tan adverso resulta el universo?
qué tan sencillo e irreversible es el hecho
de no volver al mismo río;
qué tan trascendental y fugaz es la razón;
cómo puedo variar mi espíritu solitario y errático;
cómo debo destruir la venerabilidad
sin olvidarme del mundo...

Este motor dentro de mi,
que aún sin combustible
va caminando y funciona como prueba de
un gran acontecimiento, pero entonces...
¿Qué acontecimiento me hace grande?;
cómo podré un día, sin pleno aviso irme,
irme y saber que aún en ausencia
seguiré siempre presente.