Tardó en
abrir cuatro décadas,
gozamos la
flor de la pasión
y se
marchitó en cincuenta días.
La pena se apodera
de tus ojos,
implacable aprieta
contra mi pecho,
me hiere
hasta el pensamiento.
Tu llanto
me desgarra el alma.
Se está
yendo lo que más quiero,
me ahoga
una amargura infinita.
Tan sólo
espero de la vida
que se
apiade y que me mate,
que no
espere a que me muera.
Ven, muerte
amiga,
bórrame de
todo recuerdo,
llévame a
la paz de la nada,
húndeme en
el vacío del olvido.
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