jueves, 9 de enero de 2014

Veintiséis de Abril





Cuánta vida he malgastado

desde aquel veintiséis de Abril

de hace tantos años.

Por Entre Cárceles,

camino de Plaza San Francisco,

indeciso y temeroso,

con las palabras más torpes

balbuceé mi declaración de amor;

nervioso recibí que era aceptado,

confusamente correspondido.

Te tomé de la mano

y caminé sobre una nube contigo

hasta que llegamos al río.

En la baranda,

ante la Torre del Oro,

te robé el primer beso

inexperto, atropellado.

Ahora hemos vuelto a pasar

por el río y la baranda.

Todo ha cambiado,

hasta la luna se ha ido.

Por Entre Cárceles,

camino de Plaza San Francisco,

aquella inocente declaración de amor

se ha trocado hoy

en sarcasmo doloroso,

en frío reproche de hielo.

Mi mente ha vuelto al refugio

al que me lleva la nostalgia

de aquel veintiséis de Abril,

a la baranda y a la Torre del Oro,

al furtivo primer beso

que la luna celebró

con su reguero trémulo de luz

sobre las aguas del río.

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