A veces la palabras son buriles que tajan heridas en el inconsciente
y dejan cicatrices indelebles
con forma de no rotundo.
A veces las palabras son sentencias de muerte nunca escritas
pero tan afectivas como una horca o una silla eléctrica,
matan sin más.
A veces las palabras
son navajas en el cuello
esposas en las manos
mordazas en la bocas
vendas en los ojos
cuchillas en las venas.
A veces las palabras son mortajas
cortadas por las lenguas viperinas,
cosidas entre bromas,
sobradas de ironía,
no matan totalmente
pero ayudan.
A veces la palabra es el resumen
de años y de vidas
de angustia, de tristeza, de suicidios…
de muerte natural
entre el silencio,
vacío de palabras,
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