Quise atrapar el
tiempo
y apreté mis
labios contra
los fresnos de tu
pecho,
palpé las llanuras
y camine,
a lo largo de su
densa espesura,
montada en embriagues
cabalgue sus
colinas,
divisando la
inmensidad desde lo alto,
lejano e interminable
laberinto
sabor naranjo,
ayer de tu profana
boca,
donde tu aliento
se hospeda
bebiendo,
y alimentándose de
mi pecho.
Leche blanca de
arenas y carnes,
tensas sobre la
playa
nuestras piernas,
Surcando
marejadas,
Mientras, sus
agujas abrían y cerraban
Su voz se oía en
ecos repitentes
tic tac, otro más
y más…
Y así mordía
mientras sus orgasmos
se descontrolaban
estrepitosamente,
saciaba sus ansias
y repetía,
repetía como nunca
antes,
tic tac, tic tac
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