martes, 27 de enero de 2015

El monstruo que habita en…


Cerró sus ojos y,
consumió de la primavera
 sus pétalos florecientes,
uno a uno deshojó con sus fauces
el néctar que habitaba en ellos  
saboreando sus dulces,
enriqueciéndose con su savia
pernocto dentro del capullo
más tierno y frágil
haciéndolo suyo,
su nido, su hogar,
bebió, bebió de él
hasta saciar su orgullo
y se durmió a sus pies
satisfecho al no verlo florecer,
quito sus máscaras
tendió sus espinas
e inundo el lugar
con su hiel. 

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