El olor a palmeras
invadía su cabeza.
Los días en el paraíso
se escondían tras su sonrisa.
Y asomada a la ventana,
su pupila seguía el mar
que ya dejaba.
Sus pies sentían los pasos
que la arena olvidó hace días.
Pues la espuma iba y venía
borrando sus huellas perdidas.
Apoyó sus pensamientos en la mano
guardándolos en cada rincón del recuerdo.
Sabiendo que ya no viviría esos momentos
pero que siempre permanecerían
Precioso...tan hermoso como el calor del sol y la sal del mar...
ResponderEliminarPrecioso Lady, como todas tus letras.
ResponderEliminarBesos.
Miles de gracias siempre, Blanca y Rita! Viniendo de vosotras, con lo bonito que escribís, es un gran halago!
ResponderEliminarUn abrazo y feliz viernes amigas!