Estáticas pisadas en relieve del ir y venir del camino, hunden la corona sin reino hasta hacerla desaparecer para siempre en la fangosa arena.
Palmeras juntas y unidas danzan sus ramas acompasando al viento.
Punteados peñascos y arrecifes se visten de negro deslucido para dar paso a olas de efervescente jabón
El olor no lo percibo, no experimento la humedad,
La corriente ahonda en la equimosis de mi alma
Océano, piélago en movimiento, suspiró de los instantes de mi sueño
Otorga a este impasible reloj el desplazar de sus agujas
Dame el resplandor del candil, ilumina con el faro el atajo de esta ruta del trayecto
Antes que vivir esta asolaciòn de extraños momentos
Ana Vega Artime
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