sábado, 22 de noviembre de 2014

TENGO LA LUNA

   Tengo al alcance la luna,
Así como abrazo al mismo sol,
Ni el mar me parece imponente...
Tanto como quererte conquistar,
Todo lo miro tan fácil,
Menos el poderte amar.

   Con un día de tus días,
No pediría ya más,
Si así tu lo quieres...
Dímelo y después me puedes dejar.

   No te pido para ti un imposible,
Pero se que me lo haz de negar.


Miguel Ángel Rojas Ibarra.
En Twitter: @Micky_Way_Mar
En Google: Miguel RojasIbarra
Mi correo: miangeldelmar24@gmail.com
Mazatlán, Sinaloa, México.
Sábado 22 de noviembre del 2014.

Un poco de mi historia


   HOY QUIERO DAR GRACIAS A ART SUITE Y A MI AMIGO JOSÉ BARUCO...!!!

A tres años ya de distancia que inicie mi cuenta en Twitter el 18 de noviembre del 2011.
   Inicié sin conocer nada absolutamente y sin que nadie me haya invitado, simplemente me dije voy a entrar y conocer otro medio de internet.
   Ingrese por iniciativa propia.
   Aunque aún desconozco mucho de esta bella aplicación de Twitter, me era desconocido y me acuerdo de mi primer Tuit y me retorna la risa...!!!
   Poco a poco fui conociendo un poco (como decimos en México "Poquito a poquito"), fui manejando mi cuenta.
   Pero esos 140 caracteres me impedían publicar un pensamiento desarrollado completo.
   No sabía de las web propias. Así que busque donde algunos publicaban poemas, así di con un blog en donde escribí mi primer poema...
   Pero no lo publicaron, así como no sólo no lo publicaron, sino que me mandaron un correo donde me decían que mi poema era muy anticuado y que no les importaba mi forma de escribir.
   Mi respuesta y se los dije de inmediato que entonces me disculparán pero los iba a eliminar de mi cuenta, ya que no me importaba para nada seguirles.
   Seguí buscando, hasta que me atravesé con Art Suite.
   JOSÉ BARUCO, mi gran amigo no sólo me abrió las puertas de este bello y maravilloso blog multo disciplinario....
   No...!!! No sólo me abrió las puertas, sino que me hizo crear un blog donde de forma directa podía publicar y editar mis letras aquí en La Suite del Arte.
   Una maravilla encontrarme con varias poetizas y poetas de grandes letras.
   No voy a poner nombres porque se que omitiría a muchos y muchas de estas bellas amistades que han nacido de parte de este maravilloso blog.
   Así pues, antes de llegar al final.
   El blog que me rechazó le agradezco eso. Pero, con el tiempo me volvieron a agregar, así lo hice yo con ellos también, les agregue en mi cuenta.
   Ahora si, sólo me resta decir...
   GRACIAS AMIGO JOSÉ BARUCO...!!!
   Creo que te debía al menos estas mínimas palabras mías.
   ¡¡¡GRACIAS MIL!!!.

Ceguera

Héctor Rodríguez
En mi parte más oscura,
sin luz de nadie,
me palpo las palabras.
Invidente que tienta
desconocidos muebles
de una casa ajena.
Acaricio la rugosidad de un pronombre;
la superficie helada de ciertos sustantivos;
la viscosidad pegajosa del adverbio.
Me abrazo al verbo,
que me acoge
con la calidez de un viejo amante.
Me demoro en la musicalidad
de cristal de ciertas frases;
las que vibran al rozarlas cuando paso.
Me dilato allí y,
amparada en mis penumbras,
disimulo en los bolsillos de mi alma
una sintaxis perfecta,
y regresó para hacer cicatrices a las hojas.
Pero no era verdad, que no era perfecta.
Todo fue mentiroso espejismo.
Que yo no nací para ver
lo que vieron los poetas ciegos.


***
Nos vemos en:

Lucía (continuación)

Esteban (Continuación)

Emprendió la marcha, luego de dar varias vueltas sin sentido se encontró frente al  departamento de Lucía, su único gran amor, era su loca  obsesión…

Estacionó frente a su ventana, quedó allí por hora y media solo para ver si podría verla siquiera un instante.

Decidió que se iría, levanto la vista por última vez, y, allí estaba ella asomada a su ventana como en la búsqueda de algo o alguien, vio cerrarse las cortinas y la luz de su cuarto apagarse.

No podía contener la idea de imaginarla, como se encontraría, sola en su lecho, toda ella en su sensualidad, su aroma que corrompía sus sentidos  hasta llevarlo al delirio.

Emprendió su marcha perturbado, ansioso, al llegar a su hogar sintió la soledad, buscó en la nevera algo que cenar, y lo arrojó al cesto de residuos, no sentía apetito, en su mente solo existía ella solitaria  en su cama.

Podía con solo cerrar los ojos  recordar la tibieza de su cuerpo, sus caricias, sus  besos, su sexo ardiente y demoledor…

Emprendió su marcha hacia el dormitorio, se desvistió hasta quedar completamente desnudo bajo el agua de la ducha que se escurría por su cuerpo,  pensaba mientras el agua se escurría por su espalda,  
que esa noche sería repetidamente otra noche de insomnio pensando en su amor.

El cansancio se hizo notar y el sueño se fue apoderando de él. Se encontraba dormido cuando sintió una suave caricia, creyó en su soñar, que se trababa de Lucia, su adoración,  se quedó inmóvil permitiendo que su sueño se apoderara de todo su ser…

Quería, necesitaba soñar con ella, pero las caricias se transformaron en besos, y abrió sus grandes ojos complacidos, allí estaba ella, besándolo, acariciándolo, y pronunció con su voz ronca  de sueño y excitación  -¡Lucía! Y la mujer silencio su voz con una mano sobre sus labios.

Lo beso en el cuello, se recostó sobre su torso desnudo y se sentó sobre él, quitándose la blusa con suave movimientos ascendentes…

Su perfume no era el mismo, sus caricias eran otras, deseaba despertar pero le era imposible reaccionar, y tomó a la mujer entre sus brazos y bebió del  néctar de sus pechos con furia y desesperación, la miro a los ojos y lo supo, Sarita, que había entrado con la llave que él le había dado en sus noches solitarias…

La tomó de sus cabellos, la  beso de manera iracunda, la dio vuelta quedando el detrás y la hizo suya, una y otra vez, quería descargar su furia,  porque no podía tener a su amor, con quien realmente deseaba hacerlo en esos precisos momentos.

Sintió unas ganas incontenibles de morder su cuello, su espalda, el nacimiento y el final de su cintura, y lo hizo…

 Le daba su sexo con enojo e impaciencia, sus gemidos lo encolerizaban hasta la plenitud, sintió la llegada del cáliz lo vertió aferrándose a ella de sus muslos, a toda su sensualidad, la oía gritar de placer, sus susurros decían sí, sí, y vibraron al unísono relajando sus instintos con suaves caricias, fue desenredando sus dedos de sus sedosos cabellos, sus rizos olían a satisfacción, ella lo miro de frente, lo beso, y con voz melodiosa casi con vergüenza le dijo, Te amo, a lo cual él respondió con un silencio rotundo.

Ella sabía de sus  sentimientos por Lucia, aun así, no podía evitar decirle lo que por el sentía y luchar por su amor, ella no lo abandonaría…. Continuará