Héctor Rodríguez |
En mi parte más oscura,
sin luz de nadie,
me palpo las palabras.
Invidente que tienta
desconocidos muebles
de una casa ajena.
Acaricio la rugosidad de un pronombre;
la superficie helada de ciertos sustantivos;
la viscosidad pegajosa del adverbio.
Me abrazo al verbo,
que me acoge
con la calidez de un viejo amante.
Me demoro en la musicalidad
de cristal de ciertas frases;
las que vibran al rozarlas cuando paso.
Me dilato allí y,
amparada en mis penumbras,
disimulo en los bolsillos de mi alma
una sintaxis perfecta,
y regresó para hacer cicatrices a las hojas.
Pero no era verdad, que no era perfecta.
Todo fue mentiroso espejismo.
Que yo no nací para ver
lo que vieron
los poetas ciegos.
***
Nos vemos en:
Me encanta! Describes, dibujas, sientes... y haces florecer sentimientos ajenos. Felicidades
ResponderEliminar¡Gracias, Toni, por tu comentario! Es muy agradable saber que, aunque al que escribe siempre le queda la sensación de no haber sabido transmitir lo que deseaba, al menos ha conseguido hacer llegar un poco de ello a alguien. ¡Un abrazo!
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