Nunca violé los versos de una
guitarra ni dormí al abrigo de un sauce desnudo,
ambos muertos de frío por dentro.
Aunque recuerdo la vez en que soñé que lo hacía.
Adivina quién era mi compañía.
Sigo sin aprender. Sacrificando minutos que me oprimen el pecho por la noche,
donde el aire me huele a muerte y las paredes gritan mi nombre.
Y mi único analgésico...
rezar porque un mero recuerdo sepa vaciarme de miedos el pecho.
Supongo que lo que a mí me enamoró desde niña fue el mundo.
El olor a témperas. A imprenta. Miradas que sonríen sin ser invitadas.
Supongo que me enamoré de la vida.
Por eso de ser mía.
ambos muertos de frío por dentro.
Aunque recuerdo la vez en que soñé que lo hacía.
Adivina quién era mi compañía.
Sigo sin aprender. Sacrificando minutos que me oprimen el pecho por la noche,
donde el aire me huele a muerte y las paredes gritan mi nombre.
Y mi único analgésico...
rezar porque un mero recuerdo sepa vaciarme de miedos el pecho.
Supongo que lo que a mí me enamoró desde niña fue el mundo.
El olor a témperas. A imprenta. Miradas que sonríen sin ser invitadas.
Supongo que me enamoré de la vida.
Por eso de ser mía.
Blog: Esencia de héroe
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