Creías que todo había terminado.
Lo veías como un sueño,
un cuento inacabado.
Como una tormenta de verano,
penetrante, rápida, distante...
Creías que todo había terminado.
Que ya no sentía,
que ya no te veía...
Cómo no te voy a ver,
si te busco en cada cara que veo,
en cada paso que doy,
en cada lugar al que entro...
Pero cómo no te voy a ver,
si me quitaste todas las vendas
que el resto me había puesto.
Si me dejaste con el alma al aire
pero llena de sentimientos...
Y contigo dentro, muy dentro.
Tanto, que es verdad,
a veces, te miro, pero no te veo.
Y me asusto. Y grito.
Para que mis fantasmas se asusten
y me dejen quererte como te quiero...
Y ya sabes cómo quiero
que me quieras,
porque siempre lo has sabido,
porque soy así de idiota.
Y tú, eres mi único remedio...
Y quiero ser tu cuento inacabado,
y que me ames en puntos suspensivos,
que se filtren por la sangre de mis venas.
Para que este amor, nunca se acabe...
Para que este amor, nunca se acabe...
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