No todo es lo que parece, ni todo lo que brilla transparenta su interior...
-Lucía
abrió los ojos y una mano cálida acarició su frente, los cerró nuevamente
quedando dormida por los sedantes que aun hacían efecto.
-Se
encontraba en una habitación en buena compañía, protegida, con cuidados debido
a su debilidad, la enfermera la observó por un momento, miró el reloj
preparándose para su partida,
acomodó
su almohada, las sábanas, cubriéndole el pecho con una manta, cerró las
cortinas y se dirigió a la puerta del placar en busca del abrigo, cuando la
puerta de calle se oyó abrir, camino en esa dirección despidiéndose hasta el
siguiente día.
-La
mujer que acababa de entrar, subió las escaleras suave y sutilmente, su figura
se meneaba como deslizándose, de tacos altos y polleras ceñidas al cuerpo,
escote prominente, su fragancia impregnaba las habitaciones de la casona.
-En el
exterior los sonidos se habían apagado, la oscuridad cubría con su manto cada
sitio, los árboles formaban figuras fantasmales, todo se trasformaba.
-Mientras
los días se sucedían, la joven se reponía satisfactoriamente, tomando fuerzas
para levantarse de la cama y caminar por el jardín, disfrutaba de la naturaleza
que el campo le ofrecía, los aromas, colores, animales, pájaros y flores.
-Necesitaba
recuperar sus energías, para enfrentar cualquier circunstancia que acaeciera,
el médico la visitaba asiduamente, confirmándole su aborto espontáneo, por
tratarse de un embarazo ectópico, al tener las trompas ligadas.
-Lucía
rompió en llantos al recordar esa horrible tarde tratando de escapar del
horror, no pudiendo salvar a su hijo que anidara en su vientre materno, se
recordó corriendo por ese callejón para caer súbitamente al piso, todo le
resultaba muy doloroso, ese hombre que amaba le era un extraño.
-Aun
así no podía dejar de amarlo, sus pensamientos la llevaban a él, a sus brazos
que tantas noches la habían cobijado haciéndola sentir única y amada.
-Su
piel se estremecía al recordar, una piel y boca con recuerdos húmedos aún, se
avergonzaba así misma por sentir esa pasión arrolladora por él, su amor y
verdugo… Continuará
Lucía: XXIX
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