Amar a pesar de todo, aceptando las diferencias...
-La
mañana verde nació al nuevo día, los pájaros se retiraban en busca del alimento
diario en medio de barrullos con sus trinos, los capullos lentamente se abrían
a la vida floreciente, el aroma del pasto húmedo por el rocío relajaba los
sentidos aun adormecidos.
-Lucía
descendía por las escaleras fresca, radiante, fuerte, su cuerpo ya
restablecido, el color en sus mejillas y en sus labios.
-Las
jóvenes se miraron mientras desayunaban ninguna hablaba, ambas sabían lo que la
otra pensaba…
-Sarita
comenzó… - Siempre lo amé, aun sabiendo quien era, conociendo sus secretos,
nunca pude alejarme de él, mi sueños sobrevolaban la realidad, la pasión se
apoderaba del razonamiento, mi piel, manos, uñas, los sentidos todos, se enardecen
cuando estoy frente a Esteban, no puedo sino dejarme llevar y amarlo, amarlo
loca y ciegamente, sin importar los detalles, ni que él, solo te amara a ti…
-Las
lágrimas corrían por su bello rostro, haciéndola más hermosa, sonrojada, con
sus enormes ojos que reflejaban el amor, que brotaba de su interior.
-Lucía
escuchaba atentamente, ella lo sabía…
-Confundida
no entendía que sentir, o pensar, la pena se apoderaba de su interior, conocía
lo que él provocaba, no le eran ajenos sus juegos de seducción.
-Caminaron
por el parque de la mansión, conversando ambas sentían respeto y cariño por la
otra.
-Al
sentarse a la cena se oían los ladridos de los perros guardianes, que corrían
acercándose a la puerta de entrada, las luces del coche se apagaron, y los
pasos retumbaban muy cerca, la puerta de calle se abrió, y Rafael se hizo
presente en el comedor…
-Saludo
respetuoso y acaloradamente a su hermana, luego dirigió su mirada, Lucía, y se
acercó dándole un beso en la mejilla, acariciando sutil e
imperceptiblemente sus largos y sedosos
cabellos.
-Durante
la comida solo habló él, de sus negocios, viajes y proyectos, su rostro frío
guardaba algo de nostalgia, cuando hablaba parecía interrogar con sus
ojos, Lucía se sentía incómoda sin saber
que responder a su mirada.
-Después
del café, Sarita se retiró a su dormitorio dejándolos solos para que pudiesen
hablar en privado, Rafael necesitaba saber cómo sobrellevaba el diario vivir, y
cuáles serían sus siguientes movimientos… Continuará
Lucía:
XXX
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