Amaneció la
luna en la noche dormida,
me abracé a
tu cuerpo que aguardaba,
aferré tus
manos a las mías para lograrte,
bebí tus
lágrimas para curar tus heridas,
con fuerza
apreté tu cuerpo contra el mío
hasta
hacerte daño por hacerte mía,
te cubrí de
besos ávidos de ti,
calla, no
hables, no digas, sólo Te quiero,
dímelo una
y otra vez, no te canses,
repítelo
hasta que me estalle el alma
en eclosión
súbita de vida nueva.
Mi corazón
galopa con nuevos bríos,
se desboca
incontenible, sin miedos,
arrasa
obstáculos burlando peligros.
Mi lábil corazón
ha renacido,
hoy vuelve
a ser mi primer día de vida.
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