Salve
oscura su presteza noche,
improcedentes
disturbios,
en el
horizonte de tu boca,
apetencia
infinita,
devorando
cerrojos,
febriles
e insaciables tus besos,
cárcel
de mis demonios,
arremetiendo
a tus antojos,
las
llaves de mis deseos,
confín
ardiente y sensual
en el paraíso
de tu poesía,
tinta
exquisita grabada
con cincel
en el muro
de mi
cuarto,
donde
escrito debajo
tu
nombre asoma
en
interminables
páginas
en blanco.
Llevo escribiendo
tu nombre,
infinidad
de veces,
en cada
una se dibuja una sonrisa.
Amelia
Orellano Bracaccini
No hay comentarios :
Publicar un comentario