lunes, 11 de agosto de 2014

Buenos días

Me pidió café y una taza serví 
Me miró a los ojos con dulzura
Más dos de azúcar logre presentir 
Antes de llevar saque la espuma.

Sobre su cama desnuda deje
Esa taza de un muy dulce café 
Nuevamente miro mis ojos 
Esos son los que voy a servir.
De tu mirada concentrada en mi
Tan relajante como un deseo 
Que sube por la piel hasta la boca 
Bajando por la garganta.
Ya en su interior el calor sofoca 
Con las ganas en las entrañas 
El amargo devenir del brebaje 
De sus ojos me aparte un instante.


La deje de observar 
Todo volvió a lugar 
Suavemente reposaba 
Lejos una almohada 
Las sábanas negras 
Las ganas ajenas.
Completamente enrollada 
Mi alma a ella tatuada 
En cada centímetro de piel 
Fui café, caricias y miel.


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