Me enseñaste,
como amarte perdidamente
como sobrevivir cada
día
sin tu presencia a
mi lado,
amándome desde la
lejanía,
pero sabes,
nunca me enseñaste
a vivir sin tu
amor,
junto a la
ausencia de tus besos,
sin tu rostro en
los ojos del viento,
ni en la acuarela que
decididamente
pinta mis calles,
como seguir sin tu
voz,
quemando mis
sentidos,
con la falta de tu
ternura
en mis retinas y
piel,
como compartirte,
no, no me
enseñaste
a buscar las
fuerzas para no llamarte,
a oprimir mi pecho
cada vez que te extraño,
a fingir consuelo
cuando te estoy amando
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