ASUNTO DE MIRADAS
Se
columpiaba la luna y
-antigua
Celestina-provocaba y enredaba a las estrellas.
Avanzando
por su ruta, un clamor de cometas
-sucios
todavía de cosmos y de polvo-
sin
pararse ni a mirar saludaban con sus colas.
Noche
entera bajo el cielo de una clara primavera:
Me
separaba de ti una suma de años luz transmutados en olvido.
Recordaba
sin querer, en la noche inmutable
que
nunca dormía.
Recordaba
aquellas cartas:
Yo
en tus ojos, tú en mis ojos
y
entre los dos destacándose en la sombra
las
damas y los reyes, los ases
los
tréboles ,las picas, los diamantes...
los
corazones.
(Sonreía,
era obvio, con la intención de esconder mi jugada)
“Te
sonrío-avisaba-para atacar tu ceño sombrío”
(Lo
fruncías aún más
y
el mohín de tus labios mas bello se hacía)
“Jugar,-
te insinuaba-
para
que de ese modo nunca se acabe
este
estar juntos de siempre,
de
ahora.”
(Todavía
lo pienso:
quería
atrapar tus ojos, amerizar en ellos)
Pero
cuando el alba, tan puntual a su cita
traía
la luz y se llevaba la magia
y , aún
los dos con cinco cartas en la mano,
me
descartaba yo de dos y tú de ninguna:
“¿Ya
lo tienes?-preguntaba, insolente-
¿Ya
lo tienes?"
“Esta
acobardada utopía-dijiste-
sólo
valdrá la pena si abandonas sin ver mis cartas”
“Eso
nunca"
-dije-
(y
aunque nunca llegué a saber si ibas de farol
y
nada más me valió la pena en la vida que jugar contigo
te miré, retando)-
"Ya sabes que yo nunca abandono:
En
el póker lo de menos son las cartas,
el
póker es, como el amor, un asunto de
miradas.”
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