No sé quiénes son los nuestros,
no sé dónde están los míos.
Los que acaparáis poder, prebendas, dádivas,
burlando la justicia con insolente pericia,
menospreciáis al honrado, al cabal,
declaráis inferior al sencillo,
os mofáis del que sólo cuenta con su esfuerzo,
del desposeído, del necesitado,
del que anhela ganar su sustento sin regalo.
Vosotros no sois de los míos.
Retrógrados que gobernáis desde la mentira
y a todos saqueáis a manos llenas,
no os compadecéis del desvalido,
nos convertís en mercancías de vuestra avaricia,
vivificáis el fascismo siempre latente y nunca
enterrado,
bailáis el agua a la eclesiástica obscena jerarquía
y aplastáis al oprimido con bota de hierro.
Vosotros nunca fuisteis de los míos.
Izquierdas que corrompéis las ideas,
os olvidáis de lo que fuisteis y qué os confiaron,
os pavoneáis estúpidos en sedas y oropeles,
catetos impúdicos sin rubor, sin conciencia,
nuevos ricos del dinero ajeno que derrocháis,
irresponsables que perdéis la brújula de inmediato
y os abrazáis al becerro de oro antes abominado.
Vosotros ya no sois de los míos.
Asociaciones y organizaciones miles
degeneradas en beneficio propio y exclusión de otros,
arrumbadas en cualquier rincón las ideas primigenias,
dilapidado en vosotros más de lo que entregáis,
nidos de frecuentes escándalos lacerantes
que destruyen la confianza, la ilusión,
que arruinan la fe de la gente en causas nobles.
Nunca seréis de los míos.
¿Qué fue de la lealtad, de la honradez,
de la generosidad, del altruismo,
de la dignidad, del respeto,
de la humildad, de la bondad,
de la ética, de la integridad?
La lámpara de Diógenes aún sigue prendida.
¿A dónde se fueron los nuestros?
¿Dónde se esconden los míos?
Soy Manuel Domínguez, autor de este escrito,
En twitter : @Jeringo_Frio
En mi blog : El vigía del Sur
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