Derramé ilusiones, esperanzas,
los anhelos
más profundos
en cartas
de amor que te escribía.
Las custodiaste
durante años,
acaso sin leerlas
de nuevo;
permanecieron
a la espera,
hasta el
día funesto en que murieron
al
desprenderte de ellas
como de un
cachivache viejo.
Por el
mismo sumidero se fueron
aquellos primeros
sueños,
ingenuas esperanzas,
tempranas ilusiones,
dejándome
atónito,
desairado e
incrédulo.
Hoy son
versos desgarrados
de un
corazón roto
en el cuerpo
exangüe
de un
espíritu abatido.
En ellos
vuelco todo mi ser,
no me
reconoces
y acaban
siéndote ajenos.
Necesitaba
de ti,
pretendí
asirte y caí al vacío.
Escribo no
sé para quién
ni sé para
qué vivo.
Soy Manuel Domínguez, autor de este escrito,
En twitter : @Jeringo_Frio
En mi blog : El vigía del Sur
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