martes, 25 de noviembre de 2014

Lucía (continuación)


Los días pasaban el tiempo corría sin deseos de detenerse Lucía visitaba Centros culturales, ferias, las bibliotecas de los lugares más remotos, sus valijas subían y descendían de los taxis, su euforia crecía a pasos agigantados, su rostro se empalidecía, demacrada ante tanto ir y venir durante el día y, por las noches reuniones, agasajos y cenas interminables. No tenía tiempo de pensar en lo que ocurría solo se dejaba llevar por la vida.

Esteban cada día con mayores ocupaciones debido a su nueva sociedad las horas se multiplicaban en su oficina los correos se apilaban con datos que solo él conocía, Sarita siempre a su lado, recargando su agenda.

Por las noches llegaba cansado a su departamento sin deseos de nada se duchaba y dormía, otras noches el insomnio se apoderaba de él, pensando en su amada Lucía, sentía una angustia indescifrable como si ella lo necesitara. Sarita solo esperaba.

Al fin llegó un día de descanso en su agenda, se encontraba en una población muy pequeña donde sus habitantes eran muy hospitalarios, los árboles seguían un orden, al igual que sus casas de un mismo diseño y colores, los jardines floridos muy bien cuidados por la callejuela central sus farolas intermitentes codificadas, las mujeres sonrientes le mostraban sus tejidos y bordados otras sus recetas sorprendidas por su sencillez le hacían invitaciones y regalos,  Lucía se acercó a beber café en una cafetería más alejada necesitaba desconectarse de las personas por un momento, un señor se acercó con su acordeón y le dedicó una canción, ella quedó impactada con la voz del músico callejero, era suave y melodiosa al darle propina el hombre sacó una flor de su sombrero y se la regaló… Continuará






 Lucía:XI

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