La noche
nítida los acogía con su manto de estrellas, por las calles los vehículos
aceleraban como queriendo ganarle al tiempo un segundo más de vida, en las
casas y departamentos todo seguía su curso una música allá a lo lejos, las
bocinas y sirenas reportaban infinidad de vivencias, las luces brillaban cegando a la oscuridad, entre ellos solo reinó el silencio en sus
pensamientos, Esteban descendió por las escaleras lentamente, no podía creer lo
que acababa de suceder, había descubierto sus ansias por tenerlo, y su mundo se
movilizó dejándolo sin reacción.
La
deseaba intensamente con todas las fuerzas del amor, pero el necesitaba que
fuese diferente, sentir su entrega espontánea deseosa de él, sin los efectos
del vino, y se marchó.
Lucía
no podía dejar de pensar en lo que su cuerpo le hacía sentir, en sus ansias por
él, se recriminaba, acarició su vientre, se fue deslizando por el marco de la
puerta y se preguntó por qué él había escogido retirarse, si ella lo había
sentido en su piel, cuando él se estremecía temblorosamente al acercarse junto
a ella, se quedó unos minutos sentada sobre el piso sin respuestas y mareada
por los efectos del alcohol y se fue a dormir, mañana sería un nuevo día
pensaría con mayor claridad... Continuará
Lucía: IX
No hay comentarios :
Publicar un comentario